Por Dr. Jimmy Borja en Martes, 12 Mayo 2015
Categoría: Infancia

Obesidad Infantil

La obesidad infantil se ha convertido en una de las principales preocupaciones a nivel global en lo que a salud infantil se refiere, sobretodo tomando en cuenta las repercusiones que ésta tendrá en la vida futura de los niños, vale decir en su adultez y en las repercusiones sociales y económicas para las naciones y obviamente para la salud del paciente.

Las estadísticas actuales indican que tanto México como los Estados Unidos tienen las tasas más altas de obesidad infantil en el mundo superior al 20%, el Perú tiene una tasa del 14% de obesidad, siendo esta un poco más alta en zonas urbanas y estratos sociales bajos.

Es importante tomar en cuenta que los niños que son obesos alrededor de los 6 años tienen un 25% de probabilidad de seguir siendo obesos en la edad adulta, y los que lo son en la adolescencia su probabilidad de seguir obesos en la adultez es del 75%.

Cómo sabemos si nuestro hijo es obeso

La definición clásica de obesidad es el exceso de peso corporal a expensas de la grasa, en un niño se considera esta situación cuando su peso está por encima del 20% del peso medio ideal para su edad, talla y sexo, otro método antropométrico usado es el IMC (Indice de Masa Corporal), que es el resultado de dividir el peso en kilogramos sobre la talla en metros elevada al cuadrado, el resultado se contrasta con una tabla que nos indicará la condición del niño ya sea esta de delgadez u obesidad.

ClasificaciónIMC
Bajo peso < 18.5
Delgadez severa < 16.00
Delgadez moderada 16.00 – 16.99
Delgadez leve 17.00 – 18.49
Normal  18.50– 24.99
Sobrepeso > 25.00
Preobeso 25.00 – 29.99
Obesidad > 30.00
Obesidad Leve 30.00 – 34.99
Obesidad Media 35.00 – 39.99
Obesidad Mórbida > 40.0

Ejemplo

Causas de obesidad

Las causas pueden ser genéticas, exceso de consumo de calorías y disminución del gasto energético (poca actividad física), hoy en día se ha visto que esta última en mención es una de las principales causas debido al estilo de vida agitado de una sociedad moderna donde ambos padres trabajan, no hay quien acompañe al niño al parque o lo lleve a realizar algún deporte, ya no se ve a los niños jugando en las calles, ni manejando bicicleta por los peligros que a diario vemos en los noticieros, preferimos tener a nuestros hijos en casa con toda clase de artilugios electrónicos, pero saber que están seguros en ella.
Hay dos etapas cruciales para el incremento de grasa corporal, el primer año de vida y la pubertad.

Era muy común felicitar hace un tiempo atrás a los padres (y me incluyo entre los pediatras que lo hacíamos) por cuan bien había ganado de peso un bebé en el primer año de vida incrementando el percentil de peso para su edad ya sea su alimentación haya sido con leche materna o artificial. Hoy en día se ha visto que estos bebes que ganaron demasiado peso en esta etapa temprana de la vida se ven expuestos a la obesidad y sus complicaciones en la vida adulta. Antes se les decía a los padres que no deberíamos hacer ninguna intervención en limitar la alimentación en los niños menores de 2 años y que deberíamos dejar que ganen el peso que quisieran y luego recién poder intervenir mediante dietas y recomendaciones nutricionales, actualmente ya no es así se debe intervenir en forma temprana debemos evitar tener bebes hiperfágicos, vale decir aquellos bebes que continuamente lactan en forma excesiva ya que las madres usan el pecho a manera de chupon para calmar al niño y que pueden estar conduciendo que el pequeño gane demasiado peso en el primer año de vida, así mismo se ha visto que alimentarlo con leche de vaca en esta etapa tan temprana puede conducir a obesidad infantil, anemia y alergias por lo que no se recomienda su uso tan temprano.

En la pubertad la obesidad está asociada principalmente al sedentarismo, producto de la vida moderna, ya no se visitan parques sino centros comerciales donde abunda la comida poco nutritiva, el uso de medios tecnológicos para entretenerse sin salir de casa son otro factor contribuyente.

Las posibilidades que los hijos de padres obesos también lo sean es mayor cuando ambos padres lo son, de esto hay muchos estudios sobre todo en gemelos idénticos criados en el mismo hogar o por separados que han evidenciado el efecto de la genética en el sobre peso, sin conocerse aun a ciencia cierta cuales son los mecanismos más allá de los estilos de vida.
En un mínimo porcentaje (menor al 5%) las causas de obesidad son secundarias a enfermedades endocrinológicas o genéticas puntuales.

Evaluación del niño con sobrepeso

La evaluación de este tipo de niños requiere una historia clínica detallada sobre muchos aspectos de la vida diaria del paciente, como desde cuándo comenzó el problema de la obesidad, evidenciar mediante controles previos este dato, , algún factor emocional asociado a esto, cuales son los hábitos alimenticios del paciente y de la familia, la actividad física que realiza, alguna enfermedad asociada que tenga el niño, determinar si hay otros miembros de la familia con problemas de obesidad, quien es la persona responsable de alimentar al niño (importante que esté presente en la entrevista), existencia de enfermedades crónicas en la familia (diabetes, dislipidemia, hipertensión, problemas cardiológicos), situación socio económica de la familia.

La evaluación física del niño requiere una evaluación de peso, talla, perímetro abdominal, índice de masa corporal, índice de pliegue tricipital, medición de pliegues cutáneos, desarrollo puneral, presencia de acantosis nigricans (que son manchas oscuras en nuca, cuello axilas, codo, rodillas), problemas de postura, articulares, hepatomegalia (hígado grande) otros signos de enfermedades asociadas (talla corta, hipogonadismo, retraso mental, características faciales peculiares del paciente).

Complicaciones

A corto plazo son sobretodo psicológicos, los niños con obesidad tienen una baja autoestima, son más susceptibles de sufrir acoso escolar (bullying), tienen un bajo rendimiento escolar y problemas de sociabilización, desde el punto de vista médico ya pueden tener problemas de dislipidemia (triglicéridos y colesterol alto, HDL bajo que es protector de riesgo coronario), alteraciones hepáticas, alteraciones ortopédicas, presión arterial elevada y riesgo de desarrollar intolerancia a la glucosa, problemas respiratorios como apnea del sueño y en las mujeres menarquia (primera regla) precoz y ovario poliquístico.

Las complicaciones a largo plazo son el riesgo de que la obesidad adquirida en la adolescencia se perpetúe y acentúe en la adultez, con los consiguientes riesgos de desarrollar trastornos como el síndrome metabólico (hipertensión arterial, glucosa elevada en sangre, niveles altos de triglicéridos, niveles bajos de HDL, exceso de grasa abdominal) lo que conllevara al desarrollo de Diabetes Mellitus tipo 2 y enfermedades cardiacas.

En relación con los riesgos cardiovaculares, la distribución de la grasa corporal es más importante que la grasa total, por lo que la medición de la circunferencia de la cintura es sumamente importante.

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