A primera impresión para la mayoría que lee este post la respuesta podría ser obvia (¿un no…. quizás?), sin embargo, hay que tomar en cuenta el metabolismo del cerebro del bebé para poder responder a esa pregunta.
El bebé y más puntualmente su cerebro es un gran consumidor de energía. El cerebro de un recién nacido llega a consumir hasta un 60% de las calorías que ingiere durante el día a través de su alimentación.
Esta alta demanda energética por parte del cerebro se debe sobre todo a que en los bebés su sistema neurológico está en pleno desarrollo, las neuronas se multiplican y cada minuto se establecen cientos de nuevas conexiones neuronales para el resto de sus vidas.
La única fuente de nutriente del cerebro es la glucosa, la cual es un azúcar y se obtiene a partir de la lactosa de la leche, por eso es que los bebés deben recibir en forma constante un buen suministro de ella a través de su alimentación, para que así el cerebro no pase inanición y no se vea afectado su funcionamiento y desarrollo posterior.
La lactosa es el “azúcar” de la leche, y ésta azúcar en si es un carbohidrato. La cantidad de esta lactosa variará de especie en especie y la del ser humano es la que tiene mayor cantidad de azúcar que la de cualquier otro mamífero, de tal forma que esta aportará hasta un 40% del requerimiento energético de la leche.
Hablar de hidratos de carbono o azúcares es lo mismo, sin embargo, muchas veces se confunde el azúcar de mesa o sacarosa con los azucares en general. Los azúcares o hidratos de carbono no son todos iguales algunos pueden ser monosacáridos (glucosa, galactosa, fructosa), otros disacáridos como la lactosa (que es la composición de glucosa+ galactosa) y por otro lado existen también azúcares o carbohidratos complejos como los almidones que van a liberar en forma más lenta su energía durante el día, entre estos tenemos la avena, el trigo, la cebada, el maíz, el arroz, y las menestras.
Recordar que la leche materna es la mejor y principal fuente de alimentación para su bebé y si por cualquier otra circunstancia y teniendo en cuenta la importancia de los nutrientes que debe de recibir un lactante tanto para su crecimiento como para su desarrollo neurológico que sea su pediatra quien prescriba el mejor producto para su pequeño.